¿Qué pasa con tu cabello en verano? | Arcamia

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¿Qué pasa con tu cabello en verano?

¿Qué pasa con tu cabello en verano?

Hablemos de los daños invisibles del sol, el cloro y la sal (y cómo prevenirlos sin dejar de disfrutar)

Quiero contarte algo que me ha pasado más veces de las que quisiera admitir. Llega el verano, empiezo a ir más a la playa, a la piscina, paso horas al sol, me amarro el pelo mojado, no uso ni una gota de protección capilar… y en unas semanas, boom: el pelo está irreconocible. Seco, sin brillo, con frizz, más débil… casi como si se hubiese cansado de mí.

¿Te ha pasado algo parecido? No eres la única. De hecho, es súper común que en esta época el cabello sufra más de lo que imaginamos. Y no, no tiene nada que ver con usar mal un shampoo o cambiar de producto: tiene que ver con todo lo que nos rodea en verano y que —sin querer— lo maltrata.

Así que si estás leyendo esto antes de que llegue tu viaje a la playa, ¡mejor! Estás a tiempo de prevenir el daño capilar en verano. Y si ya sientes tu cabello dañado, también estás a tiempo de recuperarlo con mascarillas nutritivas, buenos hábitos y productos que realmente funcionen.

 El sol no solo broncea: también “quema” tu pelo

Sabemos que hay que ponerse protector solar para cuidar la piel, ¿pero sabías que el cabello también sufre por el sol?

Los rayos UV rompen la estructura interna del pelo, degradan la queratina (una proteína esencial para su fuerza y forma) y eliminan los aceites naturales que lo protegen. Por eso, después de mucha exposición al sol, el pelo se ve más opaco, se parte con facilidad y pierde suavidad.

Esto es aún peor si tienes el cabello teñido o con tratamientos: el daño se multiplica y el color también se oxida más rápido.

La sal del mar y el cloro: esos dos enemigos que nadie te advierte

¿Sabías que el cabello absorbe todo lo que entra en contacto con él cuando está mojado? Si te metes al mar o a la piscina con el pelo seco, el primer líquido que va a absorber será el más cercano: agua con sal o con cloro.

Y aquí viene el problema:

   •    El cloro, además de resecar muchísimo, altera el pH del cabello. Puede volverlo quebradizo, cambiarle el color (especialmente en rubios o cabellos teñidos) y debilitarlo desde la raíz.

   •    La sal del mar deshidrata, abre la cutícula capilar (esa capa externa que protege el pelo) y lo deja más expuesto a romperse.

¿Y si ya lo tienes seco y sin vida? Qué hacer si el daño ya ocurrió

Respira. Todo tiene solución. Si ya sientes tu cabello dañado por el verano, lo más importante es dejar de hacer cosas que lo sigan debilitando y empezar a nutrirlo profundamente.

Aquí va lo que me ha funcionado:

  1. Haz una pausa con el calor

Evita usar planchas, rizadores o incluso secadores si puedes. Dale un respiro a tu pelo.

  1. Aplica una mascarilla nutritiva mínimo una vez por semana

Busca una que tenga ingredientes como aceite de argán, karité, queratina vegetal o aloe vera. Si puedes, déjala más de 10 minutos y, mejor aún, con una toalla caliente encima para que penetre mejor.

  1. No lo peines cuando está mojado

El cabello mojado es más frágil. Si necesitas desenredarlo, usa un peine de dientes anchos y empieza desde las puntas con mucha paciencia.

  1. Suplementos que ayudan desde adentro

Si el pelo está muy débil o se cae más de lo normal, puedes sumar suplementos como colágeno, biotina o Biosil. Este último estimula la producción natural de colágeno y queratina, y sí se nota cuando eres constante.

  1. Corta las puntas

No lo pienses tanto: a veces un buen corte es la mejor manera de sanarlo y que crezca con más fuerza.

¿Y cómo lo prevenimos para que no vuelva a pasar?

Aquí es donde entra el verdadero truco. Como en todo, es más fácil prevenir que reparar. Y créeme: con unos pequeños hábitos puedes evitar ese look de “paja seca” al final del verano.

Consejos que realmente hacen la diferencia:

   •    Moja tu pelo con agua dulce antes de meterte al mar o la piscina. Así estará saturado de agua limpia y absorberá menos cloro o sal.

   •    Usa un spray de protección solar para el cabello. Algunos también sirven como protectores térmicos para el uso de planchas y secadoras.

   •    Trenza tu pelo o usa un moño flojo. El pelo suelto + mojado + viento = nudos y fricción, que = quiebre.

   •    Lávalo con shampoos sin sulfato. Son más suaves, no arrastran los aceites naturales y ayudan a mantener el pelo más hidratado.

   •    Enjuaga siempre después del mar o la piscina. Incluso si no te vas a lavar el pelo en ese momento, al menos quítale el cloro o la sal con agua limpia.

   •    Usa sombreros, pañuelos o gorros. Además de cuidar tu cuero cabelludo del sol, proteges la raíz y la fibra capilar.

Cuidar tu cabello también es parte de tu bienestar

Muchas veces subestimamos lo importante que es sentirnos bien con nuestro pelo. Es parte de cómo nos mostramos al mundo, de nuestra autoestima, de nuestra energía. Y si puedes evitar que el verano lo deje seco, maltratado o débil… ¡mejor aún!

Lo bueno es que no se trata de invertir un dineral, ni de cambiar toda tu rutina. Solo necesitas conocer los riesgos y actuar con anticipación, con los productos adecuados y un poquito más de intención.

En Arcamia tenemos tratamientos intensivos, shampoos sin sulfato, aceites reparadores y suplementos como Biosil que pueden ayudarte desde adentro. Pero más allá de eso, queremos que aprendas a escucharte y a cuidarte desde todos los frentes — piel, pelo, cuerpo, mente — porque el verdadero bienestar empieza por ahí.

Al final, se trata de cuidarte (también en los detalles)

El verano está lleno de momentos hermosos: el sol en la cara, el mar, los días largos, el descanso… pero a veces, en medio de todo eso, olvidamos que el cuerpo también necesita acompañarnos en buen estado. Y el cabello, aunque muchas veces lo damos por sentado, es parte de eso.

No es solo algo estético. Es lo que tocas cuando te recoges el pelo después de un día largo, lo que ves en el espejo cuando te estás arreglando para salir, lo que enmarca tu cara cuando ríes o lloras. Y sí, también necesita cuidados, pausas y reparación.

No hace falta hacerlo perfecto. Pero si con unos pequeños cambios puedes evitar que termine seco, débil o quebradizo… ¿por qué no hacerlo? Prevenir es parte de quererte. Y prestarle atención a esas cosas que parecen pequeñas, también es una forma de estar presente.

¡No dejes que el verano y el sol le pasen factura a tu pelo! Dale ese cuidado extra que necesita y disfrútalo igual de libre, pero más sano.

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